Los profesores universitarios están espantados: los estudiantes italianos egresan del ciclo secundario sin poder leer al Dante. El diario Corriere Della Sera publicó un informe sobre el tema en el cual cita la opinión de Luca Serianni, lingüista y filósofo de La Sapienza, Roma: "Los muchachos ingresan a la universidad con un bagaje lingüístico extremadamente pobre. Enfrentan al Dante (como) si se tratase de una lengua extranjera".
Los últimos resultados del examen Invalsi (evaluación en lengua y matemática) que consigna el Corriere muestran que en italiano escrito (comprensión de texto y ejercicios gramaticales) fueron reprobados el 36,1% de los estudiantes de liceos, el 69,4% de los de institutos técnicos y el 87% de las escuelas profesionales. Si se les suman los "apenas suficiente", el porcentaje se eleva a 80% en los liceos y supera el 90% en los colegios técnicos.
Cada vez son más escasos los instrumentos gramaticales, sintácticos, de léxico y de conceptos de que disponen los estudiantes italianos de todos los niveles. La situación es tan grave que muchos directores de establecimientos superiores preparan cursos suplementarios para repasar los fundamentos de la lengua, como paso previo al dictado de los cursos. Es lógico: sin un dominio del propio idioma, cualquier estudio se vuelve dificultoso.
Valeria Della Valle, también docente de Lingüística de La Sapienza (co-autora del libro "Viva el conjuntivo") dijo al Corriere: "Asisto a un continuo empobrecimiento de las competencias léxicas de quienes llegan a la escuela media superior. Palabras como 'obsoleto' o 'fatuo' son para muchos incomprensibles o se les atribuye un significado muy diferente".
Otras herramientas en desuso son el punto y coma y los dos puntos. Muy pocos estudiantes saben para qué sirven.
"Inútil lamentarse cuando la reciente reforma educativa redujo el número de horas destinado a la enseñanza del italiano en las escuelas. En cambio, había que aumentarlas", dice Della Valle, en lo que es un indicio de que la concepción pedagógica que privilegia los métodos por encima de los contenidos también ha hecho estragos en Italia (ver nota relacionada). A fuerza de colocar al estudiante y sus "deseos" en el centro del sistema -cómo si un niño o un adolescente pudiesen elaborar su currículo educativo-, la calidad de la educación se ha derrumbado.
Otra minusvalía con la cual los egresados de los liceos italianos se enfrentan al mundo universitario y del trabajo es la incapacidad para organizar un texto, lo que significa que no saben expresar una idea, jerarquizar conceptos, en suma, hacerse entender.
Por último, la lista de los errores más comunes de los estudiantes italianos puede muy bien aplicarse al español, ya que esta grave enfermedad educativa aqueja por igual a la mayoría de los países latinoamericanos.
Los errores garrafales más comunes
(De los estudiantes italianos, aplicables al español)
* Dificultad para entender conceptos tales como: obsoleto, dirimir, fatuo, congruente, etc.
* Progresiva desaparición del subjuntivo. En el caso del español, se lo reemplaza por el potencial: "Si yo tendría dinero, viajaría"; cuando lo correcto es decir "Si yo tuviera (o tuviese) dinero, viajaría".
* Progresiva desaparición de una forma de conjugación del pasado. En el caso del italiano es la simple (passato remoto), reemplazada por la compuesta (passato próximo). En el caso del español depende de las regiones: en algunas, se tiende a usar sólo la simple (pretérito perfecto simple o indefinido: "Visité a mi madre"), mientras que en otras, sólo la compuesta (pretérito perfecto: "He visitado a mi madre"). No sólo no son exactamente equivalentes sino que, además, el uso de un solo tiempo verbal empobrece el idioma.
* Olvido de los acentos
* Olvido de la "h"
* Progresiva desaparición del punto y coma y de los dos puntos
* Dificultad para articular una frase, con inicio, desarrollo y conclusión
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