Un tiroteo en una base administrativa de la Marina estadounidense dejó 13 personas muertas, incluyendo a uno de los agresores, aunque se desconocían los motivos del ataque.

Se trata del peor episodio de este tipo en una instalación militar estadounidense desde el asesinato de 13 uniformados en la base de Fort Hood, en el estado de Texas, en el 2009.
El alcalde de Washington, Vincent Gray, dijo que no había razones para pensar que pueda tratarse de un acto terrorista, pero añadió que no se ha descartado esa posibilidad.
Según la Policía, el atacante fue identificado como Aaron Alexis, de 34 años, oriundo de Texas, quien era un suboficial que se retiró de la armada, por razones que no estaban claras, el 31 de enero del 2011.
Se presume que Alexis entró a la base usando la tarjeta de identificación de otra persona. Aún no está claro si esa persona fue cómplice o si su tarjeta fue robada, según la fuente.
La Policía buscaba a otro posible atacante que aparentemente vestía uniforme militar.
El tiroteo estalló hacia las 08:20. Según las informaciones preliminares, un hombre ingresó al llamado Edificio 197 del complejo militar, donde trabajan unas 3.000 personas, y disparó varias veces.
Rick Mason, analista de programas de la Armada, dijo que el pistolero estaba disparando desde una terraza del cuarto piso, que le apuntaba a personas que estaban en la cafetería del edificio en el primer piso.
“Todo el mundo entró en pánico”, contó Patricia Ward, una especialista en gestión logística. La funcionaria agregó que los empleados no pasan por un detector de metales cuando ingresan al edificio.
En la Casa Blanca, el presidente Barack Obama condenó lo que denominó “acto cobarde” y lamentó que el país tenga que enfrentarse a otro tiroteo.
No estaba claro cómo el o los atacantes ingresaron con armas pesadas a un complejo fuertemente protegido como el Washington Navy Yard.
La zona fue totalmente acordonada, con helicópteros y varios equipos de operaciones especiales. También se reforzó la seguridad en varios edificios militares como el del Pentágono, a varios kilómetros de distancia, y donde el aumento de la alerta solo se ha tomado como “medida de precaución”, debido a que la situación aún no estaba controlada.
La residencia presidencial se encuentra a unos 8 kilómetros del lugar de los hechos.

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