Con el referéndum, California podría reafirmar una vez más su imagen como el estado más "vanguardista" de los Estados Unidos y podría convertirse en el primero que legaliza el consumo de cannabis.
 

Las últimas encuestas apuntan a un estrecho resultado para el 2 de noviembre. "Proposition 19" apunta a regular, controlar y gravar fiscalmente el cannabis. La propuesta prevé que todo el que sea mayor de 21 años pueda poseer hasta 28 gramos de marihuana para su consumo personal, así como cultivar pequeñas cantidades en casa y consumirlas en privado o en lugares destinados a ello.

Algunas estimaciones apuntan a que la venta legal de cannabis podría deparar a las cajas públicas más de 1.000 millones de dólares en impuestos y otros ingresos en el año. Los críticos, en cambio, advierten que ello conduciría a un mayor número de adictos, para los que la droga se convertiría en una puerta de acceso a otras más fuertes y perjudiciales.

El acalorado debate ni siquiera tiene frentes claros. La mayoría de las asociaciones policiales se opone a la legalización, pero el ex jefe de la policía de San José aboga, por ejemplo, claramente a favor de la "Proposition 19". Joseph McNamara cree que la actual prohibición favorece la existencia de un "mercado negro vergonzosamente lucrativo", en el que además reina la violencia.


Algunos fumadores, por su parte, creen que la propuesta de ley está mal formulada y que tiene algunos vacíos. Critican, por ejemplo, las duras directrices para proteger al menor, entre ellas, la posible pena de varios años de cárcel para cualquiera que facilite cannabis a menores de 18 años.

Según las leyes federales estadounidenses, la marihuana es una droga ilegal cuyo cultivo y consumo está prohibido. Varios estados como California, Oregón, Alaska y Hawai hacen, sin embargo, excepciones con motivos médicos.

Los votantes californianos aprobaron en 1996 una propuesta para usar la marihuana como medicamento para tratar ciertos dolores y la falta de apetito. Otros estados siguieron su ejemplo.

El conflicto con la policía federal estaba programado. Más adelante, el presidente George W. Bush envió agentes federales de la lucha contra la droga al estado en la costa oeste, algo que se saldó a menudo con duros enfrentamientos entre las autoridades locales y las federales.

El gobierno de Barack Obama no se ha enfrentado hasta ahora con California por el tema, aunque eso podría cambiar ahora: el secretario de Justicia, Eric Holder, ya subrayó hace poco que Washington exigirá "de forma resoluta" el cumplimiento de las leyes antidroga.

En caso de que los votantes aprueben la legalización en el referéndum, California podría tener que hacer frente a una demanda. El gobernador del estado, Arnold Schwarzenegger, no ha impulsado por su parte una política de mano dura contra el cannabis. El político republicano confesó recientemente, incluso, haber fumado en alguna ocasión marihuana.

Hace poco aprobó asimismo una ley que prevé que no se siga castigando como un delito la posesión de pequeñas cantidades de cannabis. Ahora merece sólo una amonestación, con una multa de 100 dólares: más o menos lo que se paga por exceso de velocidad.

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